El resto de poetas "novísimos" –la minoría– anda suelto: son los "independientes" de una época adicta a los grupos, a los libros colectivos, al trabajo en equipo [...]. Los "independientes" más puros son Abelardo Sánchez León, aunque frecuente a ambos grupos [Hora Zero y Estación Reunida] sin comprometerse, y Antonio Cillóniz que, por razón de su exilio en Madrid, ya es un marginal.
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La poesía del 70 tampoco se hace ningún problema con el dilema entre las necesidades de la comunicación y de la expresión: para sus poetas, sólo lo comunicativo es expresivo. No parten de ninguna fórmula o adhesión teórico literaria previa: experimentan y siguen haciéndolo hasta que se sientan reflejados en lo que hallan; una vez usado, lo desechan. Eso quizá explique la enorme variedad de formas que se registran en sus breves obras y en la imposibilidad de filiarlos con precisión. Los modos dependen del grado de descenso a la propia interioridad: algunos, como Morales o Cillóniz, la contemplan con una intención realista, de tono sarcástico o burlón.