"Las razones poéticas de Antonio Cillóniz de la Guerra" (Epílogo a Victoriosos vencidos, Lima, Hipocampo Editores, 2016)
La crítica literaria del Perú —salvo algunas excepciones— ha situado la obra de Antonio Cillóniz siempre como perteneciente a la generación del 70, quizás debido fundamentalmente a la obtención del premio "Poeta Joven del Perú" en 1970 y a su inclusión en la antología Estos 13 (Lima, 1973) de José Miguel Oviedo (Lima, 1934), aunque también es verdad que tanto el propio Oviedo en el prólogo de dicha antología lo sitúa como "marginal" (p. 19), al igual que Ricardo Falla (Lima, 1944) en Fondo de fuego. La Generación del 70 (Lima, 1990) lo califica de insular (p. 82), calificativos ambos que a nuestro entender reconocen cierta distancia de su obra respecto a la poesía de la generación en que se pretende ubicarlo.
Alejandro Romualdo (Trujillo, 1926-Lima, 2008) en "La marginalidad inaugural de A[ntonio]. C[illóniz].", prólogo al libro de éste, La constancia del tiempo (Lima, 1990), afirmó lo siguiente: "En 1967, publicado en Madrid, aparece Verso vulgar, el primer libro de un joven poeta que, como Oquendo de Amat, salió del Perú sin alejarse de sus problemas y sus posibilidades. En esta obra de Antonio Cillóniz se prefiguran las características que la crítica ha señalado como propias de la Generación del 70 o, más exactamente, del 68. Pero dentro de esta promoción compuesta por una tendencia gregaria de agrupaciones poéticas y otra de marginalidad silenciosa, Cillóniz pertenece a ésta última" (p. 7).
Aunque no faltaron otras apreciaciones en algunos de los prólogos a los diversos poemarios incluidos en la edición completa de la poesía de Cillóniz en 1992, La constancia del tiempo. (Poesía 1965-1992).
Víctor Fuentes (Madrid, 1933) en "Maravillas y espantos de nuestro tiempo", pórtico de Contra la condena de las flores afirma que "la marginación o ex-centricidad de Antonio Cillóniz es (hoy en día, en que los centros se hunden o son desbancados por los márgenes) una posición privilegiada" (p. 168).
Teodosio Fernández (Robles de la Valcueva, 1949), por su parte, en "La rebeldía frente a un destino adverso", prólogo a Después de caminar cierto tiempo hacia el Este, es más explícito. "Cillóniz observaba su patria desde la distancia, y eso resultó determinante para su quehacer literario: la distancia hizo de él un poeta especialmente interesado en la geografía y en la historia, tal vez como ningún otro de su generación" (p. 51), hecho que exigía una expresión acorde con su "añoranza de la infancia y de la armonía, de los orígenes y de la tierra peruana [...] Cillóniz optó por un lenguaje a veces difícil, rico en oscuridad y en imágenes, en el que no es raro percibir reminiscencias afortunadas de la poesía americana de ascendencia prehispánica" (p. 52), "riqueza [que] marca también las distancias que mediaban entre Cillóniz y la mayoría de los miembros de su generación" (p. 53).
Finalmente, Antonio Melis (Vignola, 1942), en "La espada de Damocles de la poesía", proemio para Como espadas de Damocles, ahonda clarificadoramente en la especificidad de la poesía de Cillóniz al vincular su concepción artística o escritura con su pensamiento o visión del mundo: "Desde sus comienzos, lo que llama la atención del lector en la poesía de Antonio Cillóniz es su acento profundamente ético. Este rasgo peculiar, junto con otros componentes, vuelve problemática su colocación dentro de un cuadro generacional o de un grupo poético. A mitad del camino, desde el punto de vista cronológico, entre los poetas del 60 y los del 70, se aleja en realidad de ambos. La esencialidad expresiva lo lleva de manera irresistible hacia una poesía empapada de pensamiento. Se coloca así dentro de una tendencia más universal de la poesía, la que rechaza toda barrera entre sentimiento y reflexión [...] es evidente la presencia de una raíz ascética en la base de esta elección. Hay una suerte de rechazo explícito de todo abandono a la ola musical, en nombre de un discurso poético áspero, que corresponde a una realidad dramática. Sin embargo, no hay ningún mimetismo ingenuo. Cillóniz no puede ya identificarse con la 'poesía comprometida', por lo menos en su acepción tradicional e inmediatista. Su compromiso es a largo plazo, y se identifica con una búsqueda incesante y sufrida de la verdad" (p. 279).
Tal vez esas singularidades, fruto del carácter periférico o, si se prefiere, marginal o insular de la poesía de Antonio Cillóniz, sean la causa de la dificultad en clasificar esta poesía que —como dice Víctor Fuentes— "no encaja dentro de los esquemas generacionales del Perú ni en los de la Península" (op. cit. p. 168) y esa falta de adscripción a grupos o generaciones por parte del poeta hace que se traduzca muchas veces en otra marginación, esta vez la de la escasa difusión de su poesía, razón del silenciamiento que cuestiona Vicente Cervera Salinas (Albacete, 1961) en "La nueva Atlántida de Antonio Cillóniz" (Guaraguao, año 18, n.º 47, 2014, pp. 208-209), reseña a Heredades del tiempo (Buenos Aires, 2012), última edición de la poesía completa de Antonio Cillóniz, en los siguientes términos: "Hay razones, decía el gran Pascal, que la razón no entiende. Yo añadiría: hay sinrazones del tiempo a las que el corazón —y la razón— renuncian. He tenido, como docente en la materia de poesía hispanoamericana, ocasión de comprobar cómo a lo largo de las últimas décadas se han sucedido antologías de poesía peruana, española o hispanoamericana, donde en el catálogo extenso y voraz de sus nominados, se omitía siempre, brillando al fin por su ausencia, el nombre de Antonio Cillóniz. Siendo Cillóniz poeta de la materia, del tiempo y sus desgastes, de la ironía romántica y amarga que nos persigue como sombra insondable, y de la razón poética que ha dominado buena parte de la lírica más valiosa de la segunda mitad del siglo XX y del comienzo del nuevo milenio, resulta todavía más enigmático el descarte".
Cillóniz ya ha respondido a esas "sinrazones del tiempo" a las que alude Cervera Salinas, en una entrevista publicada el viernes 17 de octubre de 2014 en Internet (brazaldelasletras.blogspot.com.es) al afirmar que "en Francia la nacionalidad de los poetas la marca siempre y sólo la lengua y no su lugar de nacimiento; una antología poética francesa incluye a Léopold Sedar Senghor o a Aimé Césaire, mientras que una antología poética española excluye a los diversos poetas hispanoamericanos (Rubén Darío —y posiblemente algún otro— es la excepción que confirma la regla); hasta Federico de Onís llamó a su célebre compilación poética de habla castellana Antología de la poesía española e hispanoamericana (1882-1932) y, digo yo, ¿por qué nos parece normal meter en el mismo saco de hispanoamericana a Argentina y México y no también a España?; ¿es fruto de un eurocentrismo español, que no ve la diversidad americana, distinguiendo únicamente la suya? Y ésta es la clave, porque el exilio no significa exclusivamente un trasterramiento del suelo patrio (con la riqueza formal y temática que ello entraña, como hemos visto) sino un desterramiento de ambas literaturas, de la española por considerársele extranjero y de la de su propio país por su silenciamiento en España".
Creemos que Cillóniz responde a partir de su propia experiencia, hecho que podemos corroborar consultando la cronología que Carlos García-Bedoya Maguiña incluye en su Periodización de la literatura peruana (Lima, 1990), donde podemos comprobar (y hemos consultado la edición de 2004) que Cillóniz únicamente aparece en 1990 por la publicación en Lima ese año de La constancia del tiempo y no figura en los años en que apareciera el resto de sus obras. Así, no recoge ni Verso vulgar (Madrid, 1968) —que sería pertinente por ser su primera obra publicada—, ni Una noche en el caballo de Troya (Madrid, 1987) —que obtuviera el "Premio Extraordinario de Poesía Iberoamericana", en 1985, concurso convocado para autores españoles, portugueses e iberoamericanos—, ni la edición de Barcelona de La constancia del tiempo —que incluye tres poemarios más respecto de la edición de Lima y que vio la luz en la conocida y prestigiosa colección "El Bardo de Poesía" tan sólo dos años después, en 1992—, ni sus últimas publicaciones de ese momento, Un modo de mostrar el mundo (Madrid, 2000) y Según la sombra de los sueños (Madrid, 2003); pero tampoco recoge sus otras obras publicadas en Lima, esto es, Después de caminar cierto hacia el Este (Lima, 1971) que obtuviera el premio "Poeta Joven del Perú" en 1970 conjuntamente con Álbum de familia de José Watanabe, que sí figura en la cronología cultural de 1970, o Los dominios (Lima, 1975). Este hecho habla muy poco en favor —no de Cillóniz ni de García- Bedoya— sino de la cultura peruana en general y en particular de su crítica literaria, que sólo percibe la inmediatez, incluso hoy que vivimos en lo que se ha venido a llamar "la aldea global", en una inexplicable ceguera o miopía de la que Cillóniz y el propio García-Bedoya son en todo caso sólo sus víctimas.
La obra poética de Antonio Cillóniz ha crecido a través del tiempo no sólo en extensión —en la actualidad su obra abarca treinta y seis poemarios distribuidos en nueve libros o volúmenes— sino en calidad; haciendo propio el decir de Valéry —"Le poème, cette hésitation prolongée entre le son et le sens", es decir, "El poema, esta duda prolongada entre el sonido y el sentido"— pues Cillóniz, edición tras edición, ha ido modificando su obra, aumentándola con nuevos poemarios y revisando los poemas anteriores hasta ir presentando de ellos, finalmente, versiones si no acabadas al decir de Valéry sí mejores que las anteriores, fruto del propio tiempo en cuya constancia ha logrado —porque Cillóniz abandona sólo temporalmente sus poemas— una mayor rotundidad expresiva y una profundidad de pensamiento también mayor, consecuencias ambas a su vez de una notable maduración personal en el ámbito poético y vivencial.
En este sentido, podríamos destacar —al margen de las puntuales supresiones, amplificaciones o sustituciones dentro de muchos poemas en cada edición, al hilo de un acrecentamiento de su pericia en el manejo de las técnicas poéticas en la expresión y a la par de una profundización en los pensamientos o sentimientos expresados— la general reestructuración de los poemas, primero agrupándolos en secuencias poéticas —precedidas sus partes de una correlación numérica— y posteriormente con la sustitución de dicha numeración (que más que dar continuidad a las secuencias las partía) por unos simples asteriscos que sirven de sosiego.
Lo que resulta evidente en todos los estadios de la poesía de Cillóniz es la correlación dialéctica —posiblemente consecuencia de su propia experiencia social, política e ideológica— entre la visión del mundo que ofrece y la concepción artística que emplea (y esto es lo que muchos otros críticos han calificado anteriormente como coherencia o persistencia ética en su poesía), aunque no debemos ignorar que dentro de dicha correlación dialéctica se produce también una síntesis de la tradición literaria europea y la aborigen e incluso un sincretismo entre ciertas formas métricas clásicas, ya que casi todos los versos de Cillóniz se asientan en los principios quevedianos de la silva —y una asimilación de la versificación latina— al extender el concepto de rima de las literaturas románicas más allá de la simple fonética o del final del verso (en palabras de Samuel Levin, "formas equivalentes en lugares equivalentes") o, por último, las conquistas formales de las vanguardias, aunque en aquella perspectiva que él denomina "vanguardia transcendentalista" en "Aproximación a las fuentes de la poesía de César Vallejo" (Guaraguao, año 18, n.º 47, 2014). Según Cillóniz, la vanguardia trascendentalista "consiste en conservar las formas vanguardistas (en sus diversos estilos y técnicas) pero modificando su funcionalidad textual, de modo que el referente histórico extraliterario se haga más visible para ser objeto de una denuncia social o política" (p. 64) porque "ahora lo que se pretende no es la destrucción de la referencialidad a través de un discurso ilógico y hermético, como expresión del absurdo de la existencia y del carácter irracional de la vida; en dichas obras hay una clara actitud de denuncia de un referente que es bastante reconocible" (p. 66).
Todo ello nos ofrece como resultado estar ante una de las obras poéticas más significativas y representativas de la actualidad, tanto en el restringido contexto de la poesía hispanoamericana como en el más amplio de la lengua castellana, pero al mismo tiempo nos permite percibir su polivalencia histórica y geográfica, que le hace pertenecer dignamente y con justicia al ámbito de la poesía en general.